El nadador rosarino Matías Bottoni continúa en su primera etapa de recuperación tras sufrir la fractura de una vértebra cervical a raíz de un grave accidente en una pileta de Buenos Aires y su padre, Luciano, brindó detalles del estado del deportista.
El familiar del adolescente de 17 años habló este miércoles en Camino a Casa, programa de Radio Mitre Rosario, a días del episodio ocurrido en Parque Roca este sábado, cuando el competidor de club Echesortu realizaba el calentamiento previo a una carrera y sufrió una lesión severa luego de impactar contra otro nadador en el agua.
En primer lugar, Luciano Bottoni se refirió al progreso de su hijo tras despertarse de la operación y puntualizó: “Le sacaron los tubos y fue un día positivo en su camino. Tomó un helado, agua y té, está consciente”. A su vez, aclaró que Matías está paralizado del pecho para abajo y desmintió los rumores de que pudo sentarse por sus medios. «Fue sentado con ayuda de la cama, en un principio pensamos que iban a estar afectados también pero los mueve”, subrayó. Por otro lado, anticipó: “Su rehabilitación va a llevar mucho tiempo, nos hablan de un año”.
En la misma línea, el padre profundizó en el estado mental del adolescente y explicó: “Él es un chico que siempre fue super inteligente y se da cuenta de todo, por momentos se me cae. No sabía nada de la repercusión porque está encerrado en terapia intensiva, le conté algunas cosas y le dí ánimo de ese lado. Tiene momentos y momentos, pero polenta y contención tiene”.
En relación al horizonte cercano de su hijo, Bottoni comentó que Matías todavía debe afrontar ”varias intervenciones más». A su vez, sobre el primer paso por el quirófano del adolescente, mencionó: “Lo abrieron desde la nuez de Adán y le reemplazaron la vértebra fracturada, quedó bastante estable según el cirujano así que decidieron no seguir adelante y ver que estabilidad tiene en el cuello”.
Además de expresar la necesidad de regresar a Rosario para reencontrarse con su hijo menor, Luciano relató en primera persona el drama que vivió junto su esposa y mamá de Matías, Valeria. “Mi señora y yo estuvimos cuatro días sin comer, no porque no quisiera sino porque no me pasaba la comida. No podíamos dormir, se te empiezan a apagar las funciones del cuerpo, me medicaron para que pueda descansar y pude dormir tres horas, es muy difícil para nosotros”, expresó.